La empresa nació en el año 1972 en el Valle de Calamuchita, donde comenzó como una panadería. Fue creciendo y viviendo muchas experiencias acompañando los avatares de nuestro país.
Nuevo Rumbo pertenece a un camino espiritual y la forma de ganarse la vida fue a través de la creación de la empresa.
A lo largo de estos años han fabricado tortas, pizzas, panes de viena, grisines y, en el año 1992, comenzaron con los alfajores que hoy en día son su marca registrada y el producto estrella.
La fábrica comenzó como una cooperativa de trabajo, después se transformó en una sociedad de hecho y, luego, en una sociedad anónima. En ese momento tenían otro nombre. En el 2004, después de la crisis del 2001, se replantearon la visión del negocio y surgió el nombre de Nuevo Rumbo.
El nombre señaló un cambio de rumbo, tuvieron que reinventarse. “Uno siempre tiene que estar dispuesto a tomar un nuevo rumbo, no quedarse en lo que uno ya sabe, en lo conocido, sino en atreverse a tomar un nuevo rumbo”, nos contó María Jorgelina Torra.
Las marcas de sus productos representan sus estándares y el compromiso. Esa es la motivación que justifica el esfuerzo que hacen para que sus productos sean mejores cada día y así tener la posibilidad de llegar a un mercado más grande.
“Las marcas tienen toda una historia de esfuerzos que a nosotros nos merece mucho respeto y por esto trabajamos cada día para sostenerlas y dignificarlas”, afirmó Eduardo Molina.
En cuanto a la distribución de sus productos cuentan con una cobertura nacional total y, actualmente, están exportando con mucho orgullo a Chile, haciendo esfuerzos para abrirse hacia otros mercados internacionales. A lo largo del tiempo han exportado sus productos también a Venezuela, Miami, Costa Rica y Brasil.
La pandemia les trajo una serie de desafíos. Uno de estos fue la apertura de un nuevo canal de venta con Mercado Libre, para poder llegar directa y exitosamente al consumidor final. Esto surgió cuando advirtieron que las ventas se fueron a cero de golpe en plena cuarentena. Por otro lado, su marca ya posicionada llamada “Banda Naranja”, que elabora y comercializa productos sin TACC aptos para celíacos, les permitió ingresar con el resto de los productos en el mercado digital.
Para Nuevo Rumbo es una prioridad absoluta su equipo de trabajo. En plena pandemia no redujeron el personal y han pagado en tiempo y forma el total de los salarios, afrontando pérdidas importantes para la empresa.
Después vino la asistencia del gobierno nacional que fue bienvenida, que durante unos meses los ayudaron mucho.
“Nuestra decisión fue no disminuir el equipo de trabajo, de ninguna forma”, sentenció Eduardo Molina.
Actualmente la empresa cumple con el Protocolo Sanitario Industrial establecido. Tomaron todas las medidas necesarias para cuidar la salud de sus empleados y de todos los que puedan eventualmente visitar la fábrica.
Como productos estrellas de Nuevo Rumbo se pueden nombrar los alfajores de café y coco, los alfajores diet sin azúcar con gluten de Marca Valle, y los alfajores de Banda Naranja.
Banda Naranja es una marca que crearon en el 2014 siendo uno de sus objetivos que el producto final con TACC sea lo más parecido al sabor del producto con gluten. A raíz de esto, tienen dos plantas diferentes, una que elabora los productos aptos para celíacos y otra que elabora los productos con gluten.
Entre sus metas a mediano y largo plazo se encuentran las siguientes. Comercializar un nuevo producto que están desarrollando, que es un alfajor apto para celíacos y sin agregado de azúcar. Lograr una mayor estabilidad económica a mediano plazo de la empresa. Mejorar la remuneración de los empleados. Tener la posibilidad de aplicar parte de la rentabilidad a acciones concretas que beneficien a la sociedad. Y mejorar la tecnología invirtiendo en la sustentabilidad ambiental.
“Nos gustaría que el cariño que ponemos en lo que hacemos la gente lo pueda percibir a través de nuestros productos. Es una expresión de deseo. Yo soy una convencida de lo que uno hace con amor, llega con amor”, concluyó María Jorgelina Torra.
